viernes, 8 de agosto de 2014

Ángeles

Hola... Probablemente no me reconozcas y te pase alguna de estas dos cosas, o que te de miedo o que desees conocerme. Si te doy miedo, este no es tu sitio y cierra el blog, maldito hijo de Mordor. Si deseas conocerme, estupendo! Empecemos...

Soy un ángel. Sí, así de entrada puedes pensar en el típico personaje al que dibujan con una capa blanca, unas alitas, tocando un arpa y con una especie de elipse brillante con cara de buena gente. Pero no. Estamos en el mundo real dejémonos de superficialidades. Me refiero a que puedo ser cualquier persona. Chico, chica, gordo, flaco, rarito, con gafas, guapo, menos guapo... Como sea, soy cualquier persona como tú o como yo. He venido a invadir este espacio que el ángel Aguerian me ha dejado en Plutón para pediros ayuda y para que paréis con ciertas cosas. Estamos quedándonos desolados...

Mis compañeros están desapareciendo por completo, sólo nos llegan malas noticias de los mortales. Gente que relega de su alma de ángel para aparentar y ganarse a un puñado de gente o, lo que más nos duele, que la gente no crea en nosotros. Y quiero aclarar que no es nuestra culpa, no tenemos la culpa de perder compañeros ahí abajo. Es porque a los mortales os masacran. O si no pensadlo. He oído historias de todos los colores, familias destrozadas, consecutivos amores rotos, traumas, traiciones, de todo. Y hay quien ha sufrido todas las historias. Por culpa de ciertos mortales que van de ángeles y que al final no son, ni lo pretenden serlo. 

Ahora se preguntarán, ¿y como sé que existen? Créeme que estamos ahí, no nos buscan os encontramos a vosotros. No criticamos a nadie sin conocerla a fondo. Damos amor y cariño a la persona que tenemos al lado, da igual que status se tenga, si de novios o de amigos, damos todo por la persona que tanto queremos. Y no importa si hay cosas personales que tengamos que hacer, siempre dejamos un momento para atender a a alguien, odiamos a full la tristeza, las lágrimas y la desolación. No sabemos aún porqué pero cada vez que un ángel da un abrazo, la persona automáticamente sonríe. Y así un largo etcétera de bondades.

Sí, seremos pocos, estaremos en peligro de extinción, pero aparecemos ante el mortal que merece que le ayudemos. Por nada del mundo dejaremos que el el mundo no crea en nosotros. Porque verdaderamente existimos, verdaderamente estamos ahí para el mortal que lo pase mal y que lo merezca. Solo os pido, no dejen de creer en nosotros. El miedo y el descontento que nuestra luz poco a poco se apague, y con él arrastremos a quién de verdad mira al cielo buscándonos y a quien mira desde abajo intentando ayudaros. Os queremos. :') 

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